jueves, 26 de marzo de 2009

Sigo Presente por mi Patria

Giovanni Avilés*

Desde que se proclamara el nuevo Presidente de El Salvador, he escuchado de todo. Las líneas que siguen, me gustaría dirigirlas a todos aquellos que aceptamos la victoria de Mauricio Funes, porque es consecuencia de apoyar un sistema de libertades como el que se ha consolidado en los últimos 20 años, pero que no compartimos, bajo ningún aspecto, la ideología de su partido.

No es el fin del mundo. El lunes, después de un domingo de elecciones, volvió a amanecer. Quizá el cielo estuvo encapotado, gris, como los ánimos de muchos, pero El Salvador tiene que seguir.

Después de una campaña desgastante en todos los sentidos y de unos resultados que no deseábamos, es hora de examinarnos primero, para ponernos a trabajar inmediatamente después.

Buscar culpables de la derrota arenera no sirve de nada, pero sí tenemos que reconocer que veinte años en el gobierno desgastan a cualquiera; que no se trata simplemente que la macroeconomía funcione, cuando tantas familias salvadoreñas se la pasan verdaderamente mal, mientras que muchas otras se gastan más de un sueldo mínimo en un fin de semana de diversión; que no sólo es cuestión de mano dura ni de medidas paliativas, sino de atacar de raíz los problemas que afectan a nuestra sociedad, incluyendo la corrupción en tantas dependencias gubernamentales y ambientes empresariales; que no sólo es cuestión de criticar y criticar un viernes en la noche, alrededor de una botella, en la comodidad de nuestro ambiente, sino de involucrarse en lo que sea, pero involucrarse; que basta ya de decir que el gobierno tiene la culpa de todo --aunque en esta derrota tenga mucha cola que le pisen--, cuando no somos capaces ni de "quemarnos" públicamente al señalar en qué no estamos de acuerdo.

Estimados salvadoreños, los días de asombro o tristeza por la derrota terminaron. Que se borren las caras apagadas, que nadie diga --¡por favor!-- que es hora de irnos buscando mejores cielos, porque hoy es cuando nuestro país más nos necesita. La medalla al mérito no se la dan al que huye cuando la cosa se pone fea, y El Salvador espera de nosotros, cada quien desde donde le corresponde, que sepamos dar la cara.

Ahora nos toca aprender a ser una oposición digna y de altura que vele para que, en el futuro, este sistema de libertades, que valió tantos años de guerra, continúe vigente.

Por favor, no podemos pretender ni desear que ahora a nuestro país le vaya mal sólo para que aquellos que escogieron al Presidente Funes "aprendan".

Tampoco podemos caer en insultos, gritándoles cualquier cosa por la decisión que tomaron. Lo nuestro no puede ser el revanchismo. Mucho menos se trata de ponerle trabas a las iniciativas que propongan el nuevo Presidente y su gabinete, como tristemente hicieron ellos en el pasado. No señores. Se trata de apoyar todo aquello que beneficie a la población salvadoreña, de ser auditores exigentes de la gestión gubernamental que comienza el próximo junio y de defender nuestro país de cualquier insinuación que atente contra su soberanía. En fin: se trata de sumar y no de restar, poniendo el hombro.

En noviembre pasado, John McCain nos dio cátedra de democracia cuando, al final de las elecciones estadounidenses, se dirigió al candidato ganador como "mi Presidente". A esa madurez política aspiramos.

De usted, Presidente electo Funes, espero que su gestión gubernamental tenga la unidad y la concertación que proclamó en su discurso del domingo 15 de marzo, y también espero que en junio de 2014 entregue la banda presidencial habiéndole cumplido a El Salvador.

Creo en el sistema de libertades, por eso no estoy dispuesto a entregar El Salvador a nadie, no permitiré que el comunismo haga de las suyas en esta tierra y, lejos de visiones exclusivamente partidistas, insisto que sigo presente por mi Patria.

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